La Persecución Silenciada: Un Llamado a Defender Nuestra Fe

A pesar de ser la religión más grande del mundo, con más de 2 mil millones de creyentes, la persecución de los cristianos a menudo es ignorada o minimizada. Es fácil que la gente trivialice el sufrimiento de los cristianos por la magnitud de nuestra fe, pero eso no hace que la pérdida de vidas sea menos trágica o injusta. Las bases de la civilización occidental están profundamente arraigadas en los principios cristianos, y aun así, el martirio de los cristianos es tratado como si no tuviera importancia. Es una paradoja: ser muchos no significa que nuestro sufrimiento deba recibir menos atención.

Mientras el mundo se enfoca en conflictos como la guerra entre Ucrania y Rusia o la tensión árabe-israelí—, las brutales muertes de cristianos a menudo quedan en las sombras. El reciente asesinato de siete cristianos en Nigeria a manos de militantes Fulani apenas apareció en los titulares. Sin embargo, si verdaderamente nos importa la persecución de los cristianos, debemos sentir el dolor por cada creyente que muere por su fe, sin importar dónde o cuándo suceda.

Hace apenas unos días, en Nigeria, extremistas Fulani llevaron a cabo un ataque mortal, asesinando a siete miembros de una comunidad cristiana, incluido su líder. Christian Post informa que este es el cuarto ataque en la región en lo que va del mes. Los Fulani, aunque son principalmente un grupo étnico, tienen una minoría islamista radical que impulsa estas atrocidades. De hecho, sus acciones han cobrado más vidas en la región que el infame grupo Boko Haram.

Por Qué Debemos Alzar la Voz

La persecución cristiana no es solo un problema lejano en tierras remotas; es una crisis que afecta el corazón de nuestra fe y humanidad. Cada cristiano martirizado nos recuerda que la libertad de culto que disfrutamos es un privilegio del que muchos no gozan. Guardar silencio ante esta opresión es peligroso porque genera complicidad. Como cristianos, tenemos el deber moral de alzar la voz contra estas injusticias. 

Qué Podemos Hacer

1. Crear Conciencia: Utiliza redes sociales, grupos comunitarios e iglesias para hablar sobre la situación de los cristianos perseguidos. Cuanta más gente lo sepa, más difícil será para los gobiernos y los medios ignorarlo.

2. Apoyar Grupos de Defensa: Organizaciones como Puertas Abiertas, y Ayuda a la Iglesia Necesitada brindan ayuda crucial y abogan por los cristianos perseguidos. Apoyarlas financieramente o con trabajo voluntario puede hacer una diferencia tangible.

3. Orar: La oración es nuestra arma más poderosa. Ora por la seguridad de aquellos que viven en regiones hostiles, por el valor de los que enfrentan persecución, y por el cambio de corazón de los perseguidores.

4. Presionar a los Líderes: Exige a tus representantes políticos que actúen sobre el tema de la persecución cristiana. La presión diplomática y las sanciones pueden ayudar a proteger a las comunidades en riesgo.

Un Recordatorio Poderoso

Dondequiera que los cristianos sean silenciados, martirizados o ignorados, debemos ser la voz que clama: Su fe no será extinguida, y su sacrificio no será olvidado.

La persecución cristiana no es una reliquia del pasado; es una tragedia actual. Asegurémonos de ser parte de la solución, defendiendo a nuestros hermanos y hermanas en Cristo, donde sea que estén.

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