Nota del director

La Organización Mundial de la Salud quiere al Centro para los Derechos Reproductivos en su lista VIP

Hay 193 países que son estados miembro de las Naciones Unidas, a fecha de 2024. Cada uno de esos estados paga una contribución bien jugosa por ser parte de la Naciones Unidas, que no necesita introducción. Los estados pagan esta cuota bajo la premisa de ‘una nación, un voto’, que promete que dichos países estén en igualdad de condiciones en las decisiones que se toman en dicho organismo. 

Recientemente, una de las agencias más grandes de la ONU, la oficina de secretariado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), propuso que el Center for Reproductive Rights -Centro para los Derechos Reproductivos-, establezca relaciones oficiales con dicha organización. Ahora, el CRR tiene un currículum bastante extenso de litigación proabortista que lo ha convertido en punto de mira clave para estar en la lista de invitados VIP de la OMS, quién justifica que aquellas organizaciones que no hacen parte de estados miembros que tengan una "participación sostenida y sistemática en beneficio de la Organización", pueden llegar a ser aliados oficiales. Pero apenas quí es donde comienzan los problemas.

Resulta que hay algunos países que no estarán tan emocionados con esta propuesta. ¿La razón? Bueno, muchos de ellos no reconocen el derecho al aborto en sus leyes nacionales, porque han entendido que mejor que abortar cómo salida fácil, es mejor invertir en el desarollo de la familia y valores que de paso a la vida desde la concepción. Y como sabemos, en este juego de diplomacia, todos los votos cuentan por igual, bajo la premisa que mencioné arriba,  de "una nación, un voto". Acciones como estas demuestran los intereses particulares pueden pasar los interese de las naciones de las cuales la ONU y la misma OMS se nutre

La estrategia de CRR es establecer políticas sociales controvertidas como obligaciones bajo el derecho internacional consuetudinario sin escrutinio ni debate político. Todo esto con el objetivo de lograr un reconocimiento incremental de su finalidad sin mucha oposición y afirmar un amplio consenso en torno a sus afirmaciones. En 2003, por ejemplo, se flitró por medio de un informante al Congreso de los Estados Unidos, un plan elaborado de CRR para influir en los órganos de tratados de la ONU para que adopten recomendaciones controvertidas sobre el aborto y los derechos sexuales, y luego elevar estas recomendaciones como vinculantes a través de tribunales nacionales e internacionales.

"Tenemos que luchar más duro, ser un poco más sucios".- Representante de CRR

Otras de las estrategias que el CRR defiende y promueve, son la llamada educación sexual integral, políticas transgénero y otros asuntos de derechos sexuales, todo bajo la apariencia de promover obligaciones vinculantes de derechos humanos relacionadas con la "salud y derechos sexuales y reproductivos". Pero, ningún tratado de la ONU menciona el  aborto o los llamados derechos sexuales como derechos humanos. 

El peligro real del Center for Reproductive Rights y un ejemplo clarísimo de porqué no debe ser aliado de la Organización Mundial de la Salud, es que casi todos los organismos de tratados de derechos humanos de la ONU han sido "capturados" por el CRR y sus aliados para promover el aborto y los derechos sexuales en sus interpretaciones de los tratados, incluso impulsando el reconocimiento  la adopción homosexual, tratamientos transgénero para menores y otras cuestiones controversiales como si fueran obligaciones vinculantes de derechos humanos, y países como Colombia y México han utilizado estos argumentos, diciendo que dichos países estaban obligados a pasar estas leyes por las recomendaciones de los organismos de tratados de la ONU, y así fue. 

En un momento en que la confianza en las instituciones internacionales es crucial, la OMS debe entender que el impacto de asociarse con organizaciones que podrían socavar la confianza de las naciones y no aceptar esta alianza. La verdadera cooperación internacional debe basarse en el respeto mutuo, la transparencia y el compromiso con los principios universales de derechos humanos, entendiendo los intereses de todas y cada una de las naciones que hacen parte de este organismo y  no en agendas ideológicas que buscan imponerse sobre las leyes y valores nacionales.

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