El pasado miércoles 10 de abril el Juez Décimo Civil Municipal de Cartagena; Ramiro Eliseo Torres Flores fue inhabilitado por 15 años después de que en el mes de agosto del año 2020 se negara a casar a dos mujeres argumentando que decidía obedecer la ley de Dios antes que la ley humana, desde el momento en el que esto se dio a conocer, diferentes personalidades naturales y jurídicas han catalogado la acción de este juez como un acto homofóbico que incita a la desigualdad y al odio.
La prensa y los jueces del departamento de Bolivar ha decidido resaltar con mucha insistencia la sentencia C-577/2011 que permite a las personas del mismo sexo contraer matrimonio desde el año 2013 en Colombia, sin embargo, han pasado por alto el valor inminente de la supremacía constitucional en la que se establece como derecho fundamental la libertad de conciencia (Art 18) y de expresión (Art 20).
Resulta sorprendente que una sentencia esté por encima de la Carta Magna de nuestra nación y más aún, es desconcertante que en un Estado Social de Derecho en el que se vela por la libertad y la democracia, una dictadura ideológica esté condicionando las leyes de la nación.
La sentencia T-388 de 2009 prohíbe a funcionarios judiciales objetar conciencia cuando desempeñan su labor, esto porque según lo argumentado en dicha sentencia, no se deben mezclar los principios morales ni religiosos con la ejecución de la ley ya que los jueces están sometidos únicamente al imperio de la ley; sin embargo, esto resulta irónico porque todas las decisiones y acciones que una persona decide tomar están basadas en principios o ideales, y un juez no deja de ser persona mientras cumple con su trabajo; incluso los movimientos LGBTIQ o el llamado feminismo tienen sus propios principios, y es anticonstitucional querer imponer los principios o dogmas de una comunidad anulando la individualidad de la otra persona y pasando por encima de sus derechos fundamentales.
Esta situación es preocupante, porque así como un juez no se puede declarar impedido para celebrar un matrimonio homosexual, tampoco lo puede hacer cuando se trate del aborto. Es decir, son los mismos jueces colombianos que han estado detrás de sentencias como la mencionada en el párrafo anterior quienes decidieron ceder la libertad de los individuos pertenecientes a comunidades diferentes y opuestas a las que resultan ideológica y políticamente correctas. En otras palabras, estos jueces ya han tomado una postura radical que promueve los dogmas de un solo sector de la población, y eso sí que resulta totalmente un acto religioso.
Por otro lado, al juez Torres Flores también se le está vulnerando el derecho fundamental a la honra, en su defensa él nunca se refirió a las mujeres de manera despectiva y mucho menos ha promovido el odio contra ellas o contra la comunidad que representan, únicamente ha dicho que el acto de matrimonio por parte de personas del mismo sexo es algo que va en contra de sus ideales y esto no solo lo piensa él, entonces ¿todos los que pensamos de una manera similar deberíamos ser castigados por supuestamente promover la homofobia? Afirmaciones como las del señor Roy Barrera cuando se refirió al juez como un “inquisidor medioevo” se acercan más a lo que podría catalogarse como discurso de odio, así como el diario “El Espectador” que se refirió en varias ocasiones a Flores Torres como “el juez homofóbico que viola derechos”, pareciera que en Colombia estamos sujetos a creer y seguir los ideales de una ideología que se contrapone a los mismos principios que dice defender como la igualdad y la diversidad.
Quisiera animar a todos los que estamos peleando esta batalla cultural; no permitamos que la división nos lleve a olvidar lo esencial: todos debemos estar unidos y defender a nuestra nación del progresismo y de dictaduras ideológicas como las que ya se han venido presentando, manifestemos inconformidad cuando en nombre de la “ley” se arremete en contra de la libertad, no dejemos solos a aquellos que están siendo atacados por mantener sus principios.
Al juez Ramiro Eliseo Torres Flores, si me lee, quiero agradecerle por el ejemplo de valentía, perseverancia y fe que está mostrando al sobrellevar esta persecución social, política y judicial; creo que Dios se encargará de hacer justicia pronto.