Lo que antes se consideraba como el deseo de toda mujer hoy parece ser un verdadero miedo, el discurso abortista nos ha hecho creer que el embarazo es un gran problema del que toda mujer debería cuidarse, hemos validado la idea de que es una enfermedad o una carga no solo para la mujer sino para toda su familia, y aunque estemos en contra del aborto estas conclusiones facilistas pero demasiado nocivas para la sociedad lamentablemente se han venido implantado dentro de nosotros, por eso no podemos negar que alguna vez -o algunas veces-, hemos visto con ojos de desprecio o lástima a aquellas mujeres que no planearon sus embarazos.
Ante una cultura que desprecia el valor de la maternidad, entendiendo que se es madre desde el momento de la concepción, es necesario recordar el milagro de la vida, y tomar un tiempo para conocer uno de tantos procesos naturales que ocurren durante el embarazo; la evidencia nos llevará a reafirmar la existencia de una verdadera bendición.
Sabemos que durante el embarazo la madre transmite al bebé todos los nutrientes necesarios para que este tenga un correcto desarrollo y además pueda vivir dentro de ella hasta el momento del parto, la mujer transfiere algunas de sus células a su hijo, pero esto no solo ocurre para beneficio del bebé. Se conoce como Microquimerismo fetal el proceso en el que el feto transmite células a su madre, a través de la placenta y estas llegan a los diferentes tejidos maternos, siendo esto algo tan especial, pues pequeñas cantidades del ADN del hijo ahora hacen parte de la mamá, y estas estarán dentro de ella por mucho tiempo e incluso es posible que permanezcan en ella durante toda la vida.
Este es un proceso que evita que el cuerpo de la mujer rechace al bebé, pues permite que se forme naturalmente el vínculo materno filial, pero además de eso, las células que el bebé aportó a su madre son pluripotenciales, es decir que pueden traer beneficios para la reparación y regeneración de tejidos, aportando incluso en la curación de órganos, la presencia de estas células en el cuerpo de la mujer pueden reducir los riesgos de cáncer como el de ovarios o el de mamá, e incluso combatir la depresión.
Esta una investigación que aún no se ha concluido y ante sorprendente suceso queda mucho por descubrir, lo cierto es que desde el momento en el que el espermatozoide fecunda al óvulo comienza a surgir una extensa reacción química biológica que va a anclar la vida de la mujer con la de su hijo, desarrollando una conexión única y un afecto natural que prevalecerá por toda la vida.
Mamá luchó con las emociones que su hijo causó cuando estuvo en su vientre durante 9 meses, soportó a toda una sociedad que le recordaba lo difícil que era el embarazo. Pero lo que mamá jamás esperó, es que algunas de las células del que algún día fue su bebé sigan haciendo parte de ella y ahora contribuyan en beneficio a su salud, esto puede tomarse como una retribución, pues ella ha cuidado de su hijo desde el momento en el que sin saberlo era sorprendida con una verdadera bendición.