Decretazos y Cacerolazos: las primeras medidas de Javier Milei como presidente argentino.
El pasado miércoles 20 de diciembre de 2023, el mandatario argentino Javier Milei anunció por cadena nacional las primeras medidas de su gestión, la cual dio inicio el domingo 10 de diciembre tras el traspaso de mando presidencial.
El presidente argentino, junto con su gabinete de ministros, desarrolló un extenso documento -de más de 300 páginas- en forma de Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), que será presentado tanto a la Cámara Nacional de Diputados como a la Cámara Nacional de Senadores y, de ser aprobado por una o las dos cámaras en cuestión, el Decreto comenzará a tener vigencia en todo el territorio nacional inmediatamente.
El DNU en concreto representa la máxima adoptada por la campaña del candidato libertario en las elecciones presidenciales: la necesidad y urgencia por la reducción del déficit fiscal del Estado argentino. Para ello el DNU, consiste de un paquete de fuertes medidas de ajuste destinadas a propiciar la retirada masiva del Estado de la economía argentina, a fin de permitir un incremento en la inversión vía capitales extranjeros y empresas privadas multinacionales y una menor regulación del mercado.
Entre los múltiples efectos que tendrá el DNU de ser aceptado por el Congreso Nacional se destaca la derogación de varias leyes como: la ley de góndolas (que propicia el control de precios en ciertos bienes esenciales y obligaba a las empresas a disponer de una cierta cantidad de dichos bienes por góndola), la ley de tierras (que pone límites a la compra de tierras en el campo nacional por actores extranjeros) y la ley 14.449 de haberes a jubilaciones y pensiones -otorgados por el Estado-; además de la privatización de decenas de empresas y servicios estatales como Aerolíneas Argentinas, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y la extracción de litio.
La reacción de la ciudadanía argentina no se hizo esperar. Tan solo una hora después del anuncio del mandatario argentino, se congregó una "marcha espontánea" de ciudadanos de la clase trabajadora, estudiantes y militantes de diversos partidos políticos repudiando ampliamente el decreto de necesidad y urgencia del gobierno nacional.
Entre los principales blancos de crítica, los manifestantes destacaron:
En primer lugar el que, lejos de ser de "necesidad y urgencia", muchas de las medidas contenidas en el documento emitido por el Boletín Oficial de la nación no configuran medidas necesarias para paliar la crisis de la sociedad argentina -entre ellas la ley que posibilita la conversión de los clubes de fútbol en Sociedades Anónimas Deportivas (S.A.D) si hace lo deseasen).
En segundo lugar la poca creencia en que la retirada masiva del Estado y el paso libre para el libre mercado en la economía puedan mejorar la situación macroeconómica tan delicada, apelando a la experiencia de fuerte apertura y liberalización forzada entre 1973 y 1983 (durante la última dictadura cívico-militar) o las sendas privatizaciones durante la década del peronismo neoliberal bajo Carlos Saul Menem entre 1989 y 1999.
Y en tercer lugar, se le critica el fuerte impacto que políticas como la desregulación y apertura indiscriminada, el cese de la industrialización y fortalecimiento del mercado interno y la derogación de la ley de tierras podrían tener en la soberania productivo-territorial de la Argentina. Alegan que, la política de apertura indiscriminada, sumada al corte de la producción industrial propia y la compra masiva de tierras por parte de empresas extranjeras conlleva a una pérdida del control territorial y productivo por parte del Estado argentino, con ello generando un avance peligroso de los actores internacionales sobre la toma de decisiones en la política nacional argentina.
Con esto, los manifestantes se congregaron en multitud frente al Honorable Congreso de la Nación a altas horas de la noche (alrededor de las 3 de la mañana), golpeando cacerolas para expresar su discordancia con el giro neoliberal al que apunta la gestión Milei-Villaruel.
Las próximas semanas serán decisivas para la Argentina. El tratamiento del DNU en las cámaras legislativas nacionales albergará un acalorado y picante debate entre los afines a la política propuesta por el oficialismo y la oposición. Lo que sí es posible asegurarse es que, de acuerdo a lo apreciado en estas primeras semanas de la gestión de la nueva presidencia, serán 4 años muy movidos, conflictivos y tumultuosos para la República Argentina y la grieta entre un sector amplio de la sociedad y otro sector -igual de amplio- de la misma sociedad, lejos de acortarse, se ampliará de aquí hasta por lo menos las elecciones legislativas del año 2025 y, quién sabe, posiblemente las presidenciales en 2027.
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